Lo que esconde una mesa de noche
Una reflexión sobre los espacios propios e introducción a una sección del blog
Desde que comencé a vivir sola hace casi ocho meses, me he vuelto muy consciente de los espacios que ocupo. A mis veintiseis años, casi una decada después de haber salido de la casa de mis padres, conocí el silencio de un hogar que te espera después de trabajar. No hay nada esperándome. Al introducir la llave en la cerradura, sé que no hay nadie del otro lado de la puerta. Solo somos el interruptor que enciende la luz, las cosas que dejo en el sofa y yo. Al inicio fue un poco extraño acostumbrarme a ser la única en un departamento porque no siempre fue así. Antes había tenido el gusto de vivir con amigas y otras mujeres. Aunque algunas experiencias no fueron tan gratas, tuve la dicha de conectar con mujeres con las que compartí un hogar. Gracias a esas experiencias, puedo decir que, cuando hay conexión, entendimiento y respeto mutuo, vivir con una amiga es una de las experiencias más preciosas que podemos tener como mujeres. Llegar de una fiesta juntas, escuchar las mismas canciones mientras cocinamos, lavar nuestra ropa, hablar de la vida mientras esperamos que se calienten las quesadillas... Todas esas actividades mundanas se convierten en algo extraordinario con la compañía de amigas.
A pesar de la hermosa experiencia de haber compartido parte de mi vida con ellas durante un tiempo, siempre me pregunté cómo sería tener todo un hogar para mí. Un lugar con paredes blancas esperando mis fotografías, mis postales; espacios vacíos esperando mis libros. En enero de 2024, di el paso gigante de vivir sola y, desde entonces, he aprendido un par de cosas sobre mí. Sobre todo, me han interesado los espacios: el significado y el orden de lo que se ha creado con el tiempo para que podamos guardar los objetos que nos conforman, pequeños recordatorios tangibles de quienes somos.
No estoy segura de si es algo que viene con la edad o con las diferentes necesidades que adoptas al jugar a ser adulto, pero también he desarrollado una necesidad de crear espacios, de ir poco a poco conformando aquellas esquinas donde ocurren milagros. En la casa que me vio crecer, mi papá tiene un despacho. Todavía no comprendía por qué, pero entrar a esa habitación en la planta baja de mi casa me resultaba intimidante. Algo dentro de mí intuía que ahí sucedía algo grande. Recuerdo sentir que estaba entrando en la burbuja de alguien más, algo que me hacía tocar la puerta antes de entrar, como una muestra de respeto a lo que ahí sucedía. El despacho de mi papá tiene un escritorio de madera enorme, unos anaqueles llenos de enciclopedias que sostienen los libros de todos los integrantes de mi familia. Gracias a uno de esos libros aprendí que existen flores que devoran.
Aunque todavía no tengo una habitación especialmente dedicada a mi oficio, he adornado una esquina de mi habitación para sentarme, pensar, sentir y escribirte. En esa misma habitación, también, sin darme cuenta, nació un lugar interesante. Las mesitas de noche como concepto me comenzaron a despertar mucha curiosidad. Su uso radica en facilitar el acceso a aquellos objetos que sientas que son tan necesarios que tienen que estar cerca de ti hasta en sueños, en la vigilia. ¿Qué es tan vital para mí que tiene que estar a un brazo de distancia? ¿Qué es tan importante que debo sentirlo cerca en sueños?
Como era de esperarse, en mi mesita de noche hay libros y diarios donde escribo. Tengo una cantidad considerable de libros que mantengo a la vista para recordarme que me están esperando. Es en esos cuadernos a medio escribir donde trabajo esto que ahora lees. En sus cajones, guardo unos lentes de sol que prefiero mantener cerca porque siempre terminan desapareciendo, una cartera, unos aretes sin usar y muchas plumas para que nunca me falten las palabras.
Toda esta reflexión me llevó a querer mostrarte mi mesita de noche. Quiero hablarte de aquellos libros que me acompañarán durante el resto del mes, tanto en sueños como en vigilia. La forma en la que curó esta selección de títulos es una mezcla de leer lo que quiero, cumplir con algunas colaboraciones con marcas/editoriales y leer lo que me apetezca según mi estado de ánimo. Casi siempre es una rotación de libro de romance, ficción literaria y no ficción.
Sin más, te presento mi mesita de noche de agosto:
Diarios de Alejandra Pizarnik
Desde junio de este año, me propuse el reto de leer los diarios completos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik de aquí a junio de 2025. Si alguien ha sabido entenderme cuando quiero hablar de tristeza y de soledad, esa es mi querida Alejandra. Llevo apenas un 10% del libro de 1000 páginas y lo estoy disfrutando profundamente. Extrañamente, siento que estoy leyendo las cartas de una amiga a la que no veo desde hace mucho tiempo.
El Color de las Cosas Invisibles de Andrea Longarela
Desde que descubrí su pluma, me he dado cuenta del maravilloso talento que existe en el mundo hispanohablante para contar una historia de amor bien pensada y compleja. En este libro, tengo la vaga idea de que voy a leer sobre dos personas retomando un amor que, en primera instancia, no fue, pero que ahora, en tiempos distintos, tal vez las cosas se den para continuar. Un precioso romance de segundas oportunidades que tiene 4,2 estrellas como promedio de calificación en Goodreads, lo cual, para mí, suele ser un indicativo de que será una gran lectura.
Ya No Tengo Fuerzas para ser Civilizada de Iveth Luna Flores
Tuve el gusto de recibir libros publicados por la Universidad de Nuevo León y, entre el paquete que incluía a autores de la región, me encontré con este poemario cuyo título resonó mucho conmigo en su momento.
“La autora nos adentra en su intimidad para hablarnos de las mecedoras oxidadas de la casa de su infancia, de los vellos encarnados en el jabón que dejan lxs amantes, y de aquella vez en el Carl’s Jr después de que papá salió de rehabilitación.”
Disfruto muchísimo de leer ficción, pero en tiempos tan raros por los que estoy pasando, leer las realidades de otras mujeres con las que tal vez encuentre entendimiento me parece algo que sí o sí debo hacer.
Funny Story de Emily Henry
Este año, tomé la decisión de releer Book Lovers de la misma autora. No te sé explicar por qué, pero en mí hay algo o alguien que me guía. Una intuición que, la mayoría de las veces, con voz clara y fuerte, me ha conducido a través de todas las cosas más importantes de mi vida. He aprendido a escuchar y una de sus peticiones fue volver a darle la oportunidad a este libro para que me sorprendiera. Ya lo había leído a los 22 años y, la verdad, pasó bastante desapercibido. Aquella sensación antigua y familiar que vive en mí me hizo tomarlo del estante y releerlo. ¿Cómo supo que ese libro contenía las palabras exactas que necesitaba escuchar? No lo sé, pero claramente ese libro me hizo sentir entendida y se convirtió en uno de mis favoritos.
Funny Story salió en el primer semestre del año y, desde que leí Book Lovers y Happy Place, me prometí que leería hasta la lista del súper de esta increíble autora. En este libro, tenemos la historia de amor improbable de dos personas cuyos ex se han vuelto pareja. Henry brilla al crear personajes con conflictos internos interesantes que descubren un amor precioso en su camino a encontrarse.
La Reina de Espadas de Jazmina Barrera
El año pasado, a unos días de terminar el año, por fin terminé de leer Los Recuerdos del Porvenir, un libro mítico y aún poco visible en el canon de la literatura mexicana. Elena Garro, aquella mujer que fumaba y que murió atormentada por las historias que no fueron. Su pluma fue arrebatada por las personas y circunstancias de su vida, pero Jazmina se encarga de recuperarla a través de su obra y relatos contados por personajes que la conocieron.
Como escritora, siento muchísimo interés por aquellas que me han inspirado a estar hoy aquí, sentada en un café, hablándote de lo que me conmueve. Garro es alguien en quien pienso constantemente, y este libro promete presentarme a Elena de una forma más cercana, lejos de quienes la rodearon.
El Camino del Artista de Julia Cameron
¿Alguna vez han tenido un libro tan bueno que no quieren terminarlo? Esa parte de mí que no soporta que las cosas lleguen a su fin sale a relucir cuando leo libros tan ricos como este. Desde diciembre de 2023, no he podido terminar esta guía práctica para sanar al artista que llevamos dentro. No lo termino, no porque sea malo o pesado; al contrario, quiero saborear los conocimientos que hay en él.
Cuando comencé a reconocerme como artista y escritora, sabía que había algo más profundo detrás de los procesos mentales que conlleva crear. Algunas coincidencias y cosas que me han pasado me han hecho sospechar que el arte es un oficio del alma, que no hay forma de que algo divino no esté detrás de todas las creaciones y expresiones artísticas. Y no hablo necesariamente de religión, hablo de algo que creo que no se debe comprender ni nombrar, solo sentir. Algo más grande que acciona el pincel que pinta, las manos que esculpen, los cuerpos que bailan. Este libro viene a confirmarme un poco mi teoría pero por el momento, dejaré esa reflexión para después.
Como despedida, me gustaría romper antes de tiempo la cuarta pared de la textualidad y preguntarte, si podemos saber, qué libros u objetos mantienes en tu mesita de noche. Sea lo que sea que haya en el, espero que te acompañe en sueños y que sea lo que necesites.
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¡Hola, hola!
Si llegaste hasta acá, te agradezco muchísimo tu lectura. Estoy intentando experimentar un poco con mis publicaciones para no pecar en ser demasiado profunda en lo que escribo aunque aqui entre nos, escribirte ha sido de lo que más disfruto hacer últimamente. Te agradezco tu tiempo y disposición a leerme. Por mucho tiempo sentí que no tenía nada digno de ser visto y que estes aquí, acompañandome, le da mucho amor a mi artista.
Espero verte la siguiente semana. Como siempre, tengo mucho que decir.
Con mucho cariño y gratitud,
Michelle x
Creo que jamás me había parado a pensar que espacio de mi cuarto son los que más considero míos, pero coincido qué todo lo que tengo cerca de mi mesita de noche no me podría faltar, tengo mis libros pendientes, fotos de artistas porque ✨️Fangirl✨️ separadores que me han regalado, junto con plumas y plumones y en los cajones siento que tengo mis recuerdos, post its, stickers, fotografías, postales, diarios y demás.
Que bonito es leerte un día más y que nos compartas cositas así 💗
Ganaste. ¡Ahora voy a tener que leer “El Color de las Cosas Invisibles”!