Yo tenía todas las intenciones de tener un "brat summer". Quería vestirme de neón, usar lentes de sol por la noche y jugar a ser otra persona por una temporada. Quería ir a la playa. Por fin tenía ganas de respirar aire distinto al de las cuatro paredes que observan mi vida diaria. Quería revivir a una versión de mí misma que gusta de salir de fiesta. Despertar del sueño profundo a una versión mía que le gusta bailar, divertirse, coquetear y ser segura de sí misma. Intentar prendas de ropa que nunca he usado, desvelarme, crear recuerdos nuevos. Yo también quería grabar videos divertidos y mostrarle al mundo lo genial que puede ser una chica de 25 años despreocupada que sale de fiesta y que disfruta de su verano. Que tiene el tiempo y el mundo por delante. Después de dos veranos seguidos donde el sol parecía huir de mí, quería ser yo la que lo amarrara de un hilo y lo obligara a darme la cara.
Lamentablemente, nada de eso sucedió y me siento un poco culpable. ¿No se supone que tener 25 años debería ser divertido? Nunca me lo imaginé así. No pude salir de fiesta ni hacer tantos planes con mis amigas todos los días. Poco se habla de ese primer verano después de graduarte. Antes los únicos límites a tus planes eran tus padres y la falta de dinero para costear las aventuras. Cuando comienzas a trabajar anhelas volver a tener tiempo. Todo es distinto cuando entras a la vida adulta. De lunes a viernes me levanto a las 6:00 a.m. para poder desayunar, arreglarme e ir a un trabajo de tiempo completo que me permite ganar dinero.
Nada de lo que quería pasó. Estuve muy ocupada reconstruyendo puentes que estaban a la mitad dentro de mí.
A todo esto, ¿qué es un verano "brat"? Si eres alguien que está en internet de manera crónica como yo, es seguro que ahora relaciones el color verde neón con el icónico álbum “Brat” de Charli XCX. La cantante británica llegó a imponer tendencia y hacer que el mundo suene a techno pop este verano. Con canciones que hablan de salir de fiesta, romper con patrones generacionales, reconciliarte con amigas y ser esa chica; claro que todos nos vimos inspirados a tener algo llamado “brat summer”. Todos queremos vivir el sueño de la chica despreocupada que baila para solucionar sus problemas. La que celebra el cambio en vez de llorarlo.
Yo tenía las intenciones de ser esa chica, pero como te conté, terminé haciendo todo lo contrario. De alguna forma, me convertí en la antítesis de una "brat girl". ¿Una "brat girl" tendría una crisis ansiosa por haber regresado a terapia? ¿Ella se dormiría a las 10 de la noche un viernes? Vi mi juventud convertirse en esta versión nueva de alguien que está más cerca de los treinta que de los veinte. Aún joven, pero con una nota al pie de página recordándome en letras mayúscula de que el tiempo está corriendo y que tengo que ir tras él.
Aun así, no tuve la fuerza para hacer todo lo que quería. Descubrí que existe otro camino distinto e igual de bello. Si me lo preguntas, yo logré apropiarme del "brat summer" y convertirlo en lo que necesité en estas fechas tan incómodas y dolorosas para mí. Un "brat summer" para las que necesitamos espacio, silencio y quietud.
¿Qué fue el verano para mí?
Si pudiese resumirlo en una palabra sería reflexión. Por si no leíste el post anterior, la salud mental es un tema con el que he batallado desde el año pasado. En julio decidí que ya no podía lidiar sola con tanto dolor. Decidí buscar ayuda y conocí a alguien que realmente me escucha. Que con paciencia y amor me está ayudando a trazar líneas del tiempo para conocerme mejor, para entenderme a partir de mi corazón roto.
Yo viví por meses con una venda que me regaló la dulce ignorancia de saberme reprimida en mis propias emociones. Ocuparme para no pensar. Para no sentir. Mi cerebro sabiamente había decidido que no podía lidiar con esto. Qué difícil fue el día en el que miré la herida. La reconocí y aquel día llovió más que nunca. Aquel peso que llevaba sobre mis hombros por fin había cobrado factura en mi cuerpo. El insomnio, mi poco apetito y las lágrimas me estaban ahogando. Ya no me reconocía cuando veía mi propio reflejo. El acto de salvación más grande lo hicieron mis amigos que sufrían por verme así. Un poco a regañadientes, agende una cita con la psicóloga. Me gusta pensar que una "brat" sabe cuándo puede sola con algo y cuándo debe pedir ayuda para seguir siendo ese ser imparable dispuesto a comerse al mundo.
Este verano fue para apreciar mis silencios y mi propia compañía. Aquí, entre amigas íntimas que espero seamos, te pregunto: ¿Has tenido una cita a solas contigo misma? Si no, quiero ser la primera en presentarte una nueva forma de poder hacer lo que tú quieres, cuando lo quieras y cómo tú quieras. Las "solo dates" se han vuelto populares en los últimos años y te puedo confirmar que es por una gran razón. En mi propia experiencia, hace un tiempo que comencé a salir sola a cafés y a cines. Este gusto comenzó cuando mi propia impaciencia de hacer algún plan me hacía no querer esperar a que la agenda de mis amigos se liberara para poder hacer lo que yo quiero cuando quiero. Aunque sigo viendo a mis amigos varias veces a la semana, la mayoría de las cosas las hago sola y amo esos momentos conmigo misma.
Me gusta ver a la gente pasar frente a mí. A veces uso audífonos y otras veces no. Siempre es la misma dinámica: intentar escuchar y ver a mi alrededor. Una gran fuente de inspiración para mí ha sido el silencio. En él empecé a darme cuenta de cosas preciosas que ocurrían a mi alrededor. Me encanta ver a parejas de abuelitos ir de la mano, ver cómo un cajero me sonríe porque le dije que tenía un bonito cabello. La forma en la que un padre juega con sus hijos, cómo una pareja se mira como si el secreto de lo eterno flotara entre ellos. Pequeños actos de amabilidad que me recuerdan lo finitos que somos. Qué delicioso es ser alguien considerado y diligente con personas extrañas. Un recordatorio de que somos seres que buscan comunidad, que realmente nunca estamos solos. Que aunque no parezca, yo elijo creer que hay bondad y cariño entre nosotros.
Sobre todas las cosas, me dediqué a escribir. Hoy puedo decir orgullosamente que agarrar una pluma y un cuaderno o abrir ese documento de Word ya es algo que se siente como parte de mi día a día. Me emociona llegar a mi casa porque sé que mis personajes están ansiosos de que pueda por fin escribirlos. Dedicarle horas a lo que mueve mi alma ha sido la mejor inversión de tiempo que he podido hacer por mí misma. Despertar de ese largo sueño a la criatura creativa que vive en mí y comenzar a reconocerla. A ponerle nombre. No pensé ni por un segundo en intentar a domesticarla. ¿Para qué, si me ha dado las mejores ideas en este estado salvaje en el que está ahora? Me gusta que algo tan libre habite dentro de mí. Que me obligue a no parar. A ser terrible cuando se trata de mi arte. Diario me clava las uñas para decirme de que tenemos que movernos. Que todavía hay nuevos territorios que conquistar. Que aún hay camino que recorrer.
Yo no tuve un "brat summer" tradicional como sé que a Charli XCX le hubiese gustado. No salí de fiesta, ni usé esos "outfits" que me moría por usar y tampoco vestí de neón. De lo que sí te puedo contar es de la pausa y la herida. De cómo me volví a enamorar de las cosas que me gustan. El salir con mis amigos y platicar con ellos me dio otra perspectiva distinta. Me permití llorar, asimilar, reír y sobre todo descansar. Nadie habla de lo agotador que es soltar después de sobrevivirte por meses y meses.
Mi verano sonó a mis dedos escribiendo en un teclado. Fue la satisfacción de por fin haber encontrado la receta perfecta de un latte casero. Fue un descanso, un momento de dejar ser lo que fue y aceptar lo que ahora es. Acostumbrarme a una versión mía que ahora tenía rizos. Hacer las paces con mi duelo y hacer algo al respecto. Ocuparme de mí misma y de mis propios asuntos. Tengo muchas cosas que hacer, muchos sueños y metas que cumplir. Nadie va a venir a darme en las manos lo que quiero. He aprendido que la magia sí existe, pero que tienes que hacer que las cosas sucedan.
Este verano recuperé las fuerzas con buena música y libros muy lindos. ¿Existe algo más "brat" que hacerte dueña de tu destino?
Fue un verano precioso, si me lo preguntas.
⋆。゚☁︎。⋆。 ゚☾ ゚。⋆
¡Hola, hola!
Muchísimas gracias por el cariño que le han dado a este blog. Ya somos más de 100 personitas y agradezco la lectura de cada uno de ustedes. Substack se ha sentido como un oasis entre tanto ruido digital y aquí me siento segura de poder compartirles lo que pasa por mi mente en relación con lo que veo todos los días.
Si tú también tuviste un verano "brat" como el mío, quiero decirte que está bien y es válido. Muchas veces es necesario reagrupar, reunir fuerzas y reclamarnos a nosotros mismos para seguir avanzando en nuestra historia
Como siempre, gracias por tu tiempo y lectura. <3
Te abraza, Michelle x
Ay Mich el escrito de hoy me hizo llorar y mucho, no sabes lo identificada que me sentí, se bien lo que se siente el sentir que dejas pasar tus veinte y lo cerca que estas de los 30 ( a los que yo llamo la verdadera adultez y a los que gracias a películas como "Si yo tuviera 30" no les tengo tanto miedo), en mi adolescencia no tuve brat summer por introvertida y porque sobrepensaba todo (después me enteré que mi sentido arácnido era ansiedad), y cuando tuve responsabilidades de adulto chiquito sentía que ya no iba a poder vivir esas experiencias aunque ahora tuviera el dinero para costearlas. Que bonito es ver que transformaste el termino brat summer a algo tan importante como cuidar de nosotras y redescubrir los pequeños detalles que nos hacen felices yo también soy de salir a cafés o caminar a algún parque y ver como una pareja se olvida del mundo de lo enamorada qué esta o como un papá hace reír a su hija con la cosa más simple.
Espero seguir leyéndote, se que solo van dos blogs pero siento como si estuviera leyendo a una amiga. 🩷
Muy buen artículo, me quedo con esto: "Nada de lo que quería pasó. Estuve muy ocupada reconstruyendo puentes que estaban a la mitad dentro de mí." --> es lo que estoy viviendo. Saludos (ya me suscribí).